Hay una persona muy querida en mi
casa, que realmente es todo un personaje, La Señora Petri, quien nos ayuda con
los quehaceres de la casa, y entre muchas cosas que me han parecido geniales de
ella, hay una en particular con la cual vivo literalmente fregándola cada vez
que la dice, y es cuando la perrita de la casa está adentro, y si ella está
trapeando le dice enérgicamente y con una gran seguridad: “Sálete pa’ fuera”.
Cuando aprendí en primaria el
significado de pleonasmo, me propuse cuidarme de esta figura de la lengua, para
no caer en ella y ser “un ridículo” diciendo, “baja para abajo”, “métete pa’ dentro”, o como están educando a mi
perrita que tiene que “salirse para
afuera”.
Pero quiero platicar de un
pleonasmo que acabo de aprender y que se me hace el más ridículo de todos, mucho
se nos ha enseñado que tenemos que tener una vida privada, pública, honorable,
activa, sana y tantos adjetivos tan buenos y prolijos de una persona; que al menos
en lo personal, me la he creído.
Cuando escuché, que decir “Mi vida personal” es un pleonasmo… me
cimbró la cabeza de tal modo que me reí, y no sé si fue de nervios, vergüenza,
o por una madurez de darme cuenta que frente a mi, tenía una verdad tan real
que siempre quise oír, pero que no me atrevía a escuchar.
Quizá a simple lectura no parezca
un pleonasmo, pero cuando la contextualizo con “tengo que separar Mi Vida Personal de Mi Vida Laboral”, ahí es, donde
no se me hace tan ridículo decir que quiero entrar
para adentro.
Y quiero separar esa “gran
verdad” social, que por mucho tiempo creí que era lo más lógico para triunfar,
o para ser alguien.
Tengo que separar - mi vida personal de mi vida laboral
En primer lugar he aprendido que de ninguna manera tengo que, nada, es
decir para empezar no tengo que
separar, optaría por separar que es diferente; pero siguiendo la gran frase, mi
vida personal de mi vida laboral, y es aquí donde entra esa figura de la que me
cuidaba desde la primaria, no debería de existir en MI VIDA, una laboral, una
amorosa, una social, una de oración, una educativa, una de diversión.
Sólo existe una VIDA la mía, por
ende es única, irrepetible y PERSONAL, y lo que me hace persona, son todas esas
áreas a las que la sociedad me ha enseñado a llamarles "vidas", porque no digo
viviré mis dos vidas únicas, ni mis tres vidas irrepetibles, por lo tanto no hay
más de una vida personal. No son muchas vidas, es una misma, vivida de
diferentes maneras; por eso las separo, y al hacerlo me
desgasto más rápido.
Y no es por el desgaste que debo
preocuparme es por el hecho de no vivir
mi vida al máximo en cada uno de esos grandes aspectos, y para que no suene a
pleonasmo mi vida, debo de dar el mismo saludo de inicio de semana que doy en
mi trabajo, a los miembros de mi casa; y por qué no dar ese abrazo que conforta
a mi hermana, a aquel que me topo un día llorando en una iglesia, y que no
conozco; o invitar a ofrecer una oración por los enfermos a mis compañeros de
deporte; y permitirme llorar como un niño cuando algo me sobrepasa, en el hombro de mi novia, con
la seguridad que no dejo de ser ese hombre que la protegerá.
Debo ser una vida vivida no de
diferentes maneras, sino en diferentes circunstancias sin perder ese gran
regalo de mi existencia única, irrepetible y personal. Y la próxima vez que
diga “quiero subir para arriba”
estará bien dicho, porque no es para dónde subiré, sino para “quién” subiré… en
honor para… el de Arriba.